Bofetón azulón

Dani Gómez centra un balón / FOTO: CDL

Viendo las lágrimas de Chema Olazábal al ganar la Ryder Cup, entendí a la perfección el significado de Severiano Ballesteros para el capitán europeo. Será uno de los momentos de la historia del deporte, más allá del golf… No hacía falta ser muy listo para detectar una relación directa entre actitud y corazón. Era eso lo que invadió a Europa de inspiración. Competir por alguien. Por el que fue su maestro.

Llevando los pies a la tierra, nada de esto se dejó ver el pasado sábado en el Coliseum. Perdonen que rebaje la épica de mi discurso, pero el Lega de estos temas sabe un pimiento. Al margen del escaso apoyo de la afición, el equipo pepinero volvió a hincar la rodilla en territorio prohibido. El filial del Getafe, para más inri, había pintado un collage en los laureles del escudo. Veánlo como quieran, pero entiendan mi cabreo.

Nada funcionó en el equipo de Pablo Alfaro, quién volvió a insistir en Rai y Óscar Vega, los dos primeros sustituidos tras una primera parte de infausto recuerdo. 2-0 para los de Ferreras y humillación en la grada. Era justo el ingrediente que colmaba el vaso. Después del musical ‘♪Nosotros a Alemania y vosotros a Alcalá♪”, les presento el ‘♪Otro año más, otro año más…♪♪”

Y es que ya son cinco los partidos que al Lega se le niega la victoria ante el segundo equipo azulón. Supongo que al menos Dioni se habrá ganado el pan para el próximo domingo e incluso que los chavales hayan tomado conciencia. La afición del Lega sI tiene algo bueno es, precisamente eso. Puede olvidar este bofetón si sus jugadores desprenden un millonésima parte de la emoción que embaucó a Olazábal al ganar la Ryder.