De vuelta a Butarque

En el ambiente reinaban las chanclas, los pantalones cortos y el 'qué tal las vacaciones'. La arena de Benidorm todavía se sacudía por alguna de las escalerillas de Butarque, y los aficionados rebuscaban en sus teléfonos y en los periódicos el nombre de los nuevos jugadores. Casi dos meses después del ascenso, el Lega volvía a ponerse de largo ante su gente con el deber cumplido y frente a un rival de enjundia. El atractivo Rayo Vallecano de Paco Jémez no se dejó empitonar (2-2), pero pasó algunos ratitos a merced del juego combinativo de este Lega, que --igual que su oponente-- también tiene tendencia a dominar desde el balón. Un buen termómetro para saber en qué punto se encontraba el equipo tras más de 20 días de pretemporada.

Hubo muchas buenas noticias, como la aparición de Rubén Peña, seguramente el jugador que más rápido ha entrado por los ojos al seguidor pepinero. Rápido, disciplinado en su parcela y con buen toque de balón. Demasiado jugoso para que viva todo el curso en el lateral. Además, el ex de Pucela logró el primer gol tras una gran asistencia de Álvaro García, otro de los que sacó buena nota. Buenísima, diría yo. A su altura, la defensa. El mejor tesoro de Asier Garitano, los cimientos de la casa que tantos frutos dieron la temporada pasada. Por ahí no creo que se equivoque el Lega, ni su entrenador, quién me da la sensación de tenerlo todo bajo control.

Empató Alberto Bueno antes del descanso y el Rayo creció adelantando las líneas. Baena, que fue el que más minutos jugó, dio aire en el centro del campo, pero no fue suficiente para frenar al Lega. Fran Moreno, en este caso, adelantó a los blanquiazules con un penalti cometido sobre Borja Lázaro, otro que dejó varios destellos, sobre todo algunos movimientos interesantes de espaldas a portería. Y ¡como no! subrayar en doble raya la aparición de Diamanka, un diamante en bruto. Cinco pulmones y trato de balón ¿qué hacía este chico jugando en el Sestao? A poco del final, un más que dudoso penalti sobre Manucho permitió a Pozuelo igualar el duelo y estrenarse como rayista. Nada de dientes largos que luego pasa lo que pasa. Ni campanas ni vuelos, mejor los pies en el suelo.

FOTO: Juan Carlos Durán