Ganar sin estética, pero ganar

Butarque volvió a sonreir este domingo tras dos jornadas atípicas, saldadas con derrota. El Leganés dejó de lado la estética, pero se disfrazó de un equipo eficaz, consciente de que en la recta final de la temporada no podrá mirar atrás, sino que sólo deberá acelerar su marcha. Ante el Fuerteventura, el equipo debía ganar, no le quedaba otra escapatoria, y lo consiguió de buena manera, aunque no con la plasticidad de otras ocasiones.

El mejor ejemplo fue el saque inicial. Un pelotazo de Valleros puso algo de manifiesto. El 'Lega' tiene claro que ha rebajado la lucidez de meses atrás, pero también ha demostrado aptitud dejando al Fuerteventura encerrado en su campo; una forma tan válida, pero sobre todo, tan necesaria, de sumar tres puntos vitales, imprescindibles.

Además ayer, el conjunto pepinero recibió varias buenas noticias de golpe, al margen del reencuentro con el triunfo (gracias al afán del Cartagena por no querer el primer puesto), la primera buena nueva fue la valentía de un David Gordo capaz de sacrificar del once inicial a pesos pesados como Gustavo, de dar un toque a Gastón y de permitir a Postigo sentirse arropado jugando minutos importantes en su verdadera posición, por delante de la defensa.

La segunda buena noticia llegó de la mano de Carlos Martínez, o mejor dicho, de su pierna izquierda, que fue con la que botó el córner que dio a Negral el tanto inicial. El extremeño, que regresó a los terrenos de juego, siempre aporta distinción, algo que combina a la perfección con un Juli imparable, que está que se sale.

En fin, jornada de bienes --después de un pequeño mareo-- que devuelve al Lega al liderato, pero que le deja sin Nacho Aznar y Quini para Mérida por dos absurdas amarillas. Una jornada que demuestra que en fútbol también vale ganar de otra forma, ganar sin rozar la excelencia, pero ganar. Una fórmula arriesgada con la que el Lega ha sabido mantener la llama encendida. La ilusión nunca se apaga.