lunes, 14 de febrero de 2011

El Guadalajara se lleva por delante a Rafa Muñoz

Tetteh la lucha ante Aníbal, en segundo plano. FOTO: Guadaque

Un mes de sufrimiento. Cuatro semanas de resultados catastróficos, cuatro derrotas y fuera del 'play-off'. El Leganés ha tirado por la borda una temporada que tenía esperanzadores horizontes. El 'cara o cruz' que se jugó Paco Belmonte y que --a la vista de los resultados-- no ha salido bien, tuvo ayer su epílogo. Este domingo, tras la derrota ante el Guadalajara (1-0), Muñoz ejecutó la guillotina que ha rebanado su cabeza. Con él se marcha Pepe Aguilar y un sinfín de ilusiones que han vuelto a humanizar al Club Deportivo Leganés.

Estaba claro que el invento de los 'amigos de Belmonte' no tuvo buena acogida. Ni las palabras de Juanma Lillo sirvieron a la exigente afición pepinera para entrar en vereda. Traer a Muñoz y Aguilar ha sido un experimento nefasto, de terribles consecuencias porque --ya no es sólo el factor deportivo-- sino el anímico. Los jugadores ya no saben a qué atenerse y lo que pase de aquí a finales de mayo será producto --casi casi-- de la casualidad. Quien dirija este barco no sabrá muy bien porqué se encuentra al borde de la deriva.

El Guadalajara se cargó a un Leganés inerme, lleno de agujeros y mutilado en sus dos piernas. Arruabarrena y Jonatan Valle fueron suplentes, --será por algo-- Falcón está harto de tirar solo del carro, y la junta directiva, algo cansada de los vaivenes de Paco Belmonte. El periodista murciano se ha equivocado y sólo tiene una carta para seguir siendo bienavenido en Leganés, que el equipo --no sé de qué forma-- pueda acabar subiendo a Segunda.

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