lunes, 3 de diciembre de 2012

De los buenos manantiales se forman los buenos ríos


FOTO: JAVI CARRASCO/EGM

Aún me sale la sonrisa repasando la victoria del Lega, la tercera consecutiva. Me resulta irremediable cuando veo, sobre todo, los tres goles ante el Marino de Tenerife (3-2). En mi interior, sigo manteniendo un debate respecto al nivel de exigencia de los chicos de Pablo Alfaro. El equipo ya no ofrece infames versiones como frente al Fuenlabrada o el filial del Getafe. Ayer, en Butarque, se vio a un Leganés superior, más que correcto e incluso, si me apuran, combinativo. Batres se llevó las fotos en su mejor partido como pepinero.

El atacante ex atlético marcó el primero, recogiendo un centro a domicilio de Carlos Martínez, y cocinó el tercero tras una carrera de 60 metros, previa recuperación de balón, que acabó en las botas de Óscar Vega. Si no lo veo, no lo creo. El Lega, seguramente por la candidez de su rival, fue el actor principal, únicamente empañado por los dos goles canarios, el segundo completamente rocambolesco. Tres puntos riquísimos para, por lo menos, olvidarse de sufrimientos, estabilizar la situación en la tabla y mantener los pies en el suelo. Perdonen, que me sale el discurso de entrenador.

Desprenderse de la prudencia sería una mala noticia para este Leganés que es noveno con 22 puntos, a dos del 'play-off' y a seis del descenso. Es decir, se encuentra en el puñado de equipos que se asoman al cielo si mantienen el esfuerzo, pero que caerán a las llamas al primer despiste. Nunca fui defensor de los "puntos de inflexión" durante la temporada, creo en las rachas y las buenas dinámicas. El Lega, de la manera que sea, la tiene, y no puede desaprovecharla. Como diría el maestro de la isla; "de los buenos manantiales se forman los buenos ríos". 

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