Tres minutos fueron suficientes para que el Leganés ganase al filial del Rayo Vallecano (2-0) y sellase --virtualmente-- su presencia en el 'play-off' de ascenso a Segunda. Dioni y Mora, en dos zarpazos letales, tumbaron la ansiedad de los franjirrojos, quienes intentan huir del descenso, el mismo que castiga su bisoñez y su excelente atrevimiento en la Segunda B. Los de Pablo Alfaro, en otra batalla, dejaron el miedo en el vestuario y resquebrajaron al Rayito, ineficaz, que no incapaz, en la media hora final.
Rubio, sustituto del sancionado Falcón en la portería, se puso al servicio del equipo desde el minuto uno; al igual que Nico Cháfer, que regresó al césped cuatro meses después para recuperar sensaciones de cara al futuro. No lo digo yo, lo dice Pablo Alfaro, quien ya no puede esconder su sonrisa ni alargar más su discurso preventivo. Hablar del futuro es una buena noticia no sólo por estos dos jugadores, sino para este Leganés que derriba su techo jornada tras jornada, abonado al orden de su fútbol, a la solidaridad de todo el grupo.
Lo mejor de todo (yo sigo empeñado) es la dinámica positiva, el buen aroma que desprende el Leganés. Las dos últimas fases de ascenso pepineras (2009 y 2011) se jugaron sin combustible, de puntillas, como premio a un notable comienzo. Este año, por contra, el Lega llega en su punto de cocción, cimentado en su confianza como local y en su infinita capacidad competitiva. Hace algún tiempo lo definí como 'el sello Alfaro', esa huella imborrable que luchará en Ourense la próxima semana. Allí podrá definirse, un poco más, qué día y a qué hora encendemos los cohetes.
FOTO: Hugo Piña/El Gol de Madriz
VÍDEO: CD. Leganés Tv
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