Imagino que andan algo despistados. Después de 10 semanas con victoria en Butarque, el Salamanca quebró el buen hábito pepinero, irreprochable en su versión como local. Los charros convirtieron en noticia la rutina del Leganés, que mereció mejor suerte (1-1). Sin épica ni artificios, el equipo salmantino se apoyó --únicamente-- en un penalti de Carlos de la Vega a los tres minutos del comienzo. Igor lo transformó para condena y bendición de los blanquiazules, autores de las mejores ocasiones, conductores del partido y valientes en su propuesta. El Lega no termina de abrazar el 'play-off', pero arranca una importante hoja del calendario.
Quedan cinco jornadas, el Salamanca permanece en el arcén y la ventaja sigue en ocho puntos respecto al quinto. ¿Se hará larga la temporada? ¿Se quedará el Leganés sin gasolina? Todas estas preguntas sólo pueden ser contestadas por el tiempo, aunque parece claro que la inclinación de la pendiente nunca servirá para engrosar la nómina de excusas. Robert, olvidado desde febrero, regresó al once por la suspensión de Dioni. El '9' volvió a marcar y demostró que cuando juega de titular las estadísticas respaldan su fútbol. Sus cuatro goles vinieron en las 10 presencias que tuvo desde el inicio. Casi un 50% de acierto para el madrileño.
Todo lo contrario que el bueno de Pírez, sin capacidad de transmitir a la grada, algo desquiciada por ver cómo la frescura de un cambio se tornaba en horchata. Blandiblú, que decían en mi barrio. Aunque sí hubo chances para que Batres, al palo, o Robert -en un mano a mano-- dejasen al Salamanca sin botín ni recompensa. Los de María Hernández ofrecieron una imagen muy limitada, archiamparados en su seriedad defensiva. La tarta está hecha desde hace unas semanas, ahora sólo faltan las virutas y la guinda. No me gustan los adjetivos taxativos, pero este Lega parece irreducible. Buena semana.
FOTO: CD Leganés
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