Sólo una hora y media separa al Leganés de Segunda División. Si les soy sincero, jamás pensé que escribiría esta frase. A mis casi treinta primaveras, uno se adapta e incluso se acomoda al hábitat de la Segunda B. Los mismos rivales, los mismos estadios, entender la valía de la puñetera media inglesa, y compararse, hasta la saciedad, con los 'play-offs' de otras temporadas. Todo esto ha sido así en Leganés en los últimos 11 años y nunca, en esta década larga, había estado tan cerca de mandarlo al carajo. El domingo, en Hospitalet, el Lega juega la final por subir a Segunda y juega con ventaja porque ya va ganando 1-0.
De eso se encargó este domingo, ante su gente, de conseguir una exigua, pero valiosísima renta. Carlos Álvarez marcó a falta de siete minutos, cuando la balanza pepinera reventaba de méritos. La justicia no pudo sino abrazar a los de Garitano en forma de gol. Después de una primera parte primorosa, con una posesión cercana al 90% y un fútbol de quilates, el tanto pepinero llegó tras una jugada rocambolesca, con mil rebotes, en la que el 'Guaje' sacó su fusil. El Hospitalet, mezquino y reservón, no correspondió a su verdadera valía, además de a sus excelentes números.
Por ahí pasa el quid de la cuestión, en desconfiar de la versión catalana en su campo. El Hospi tendrá que proponer desde el principio, con los riesgos que eso supone; el Lega deberá ser fiel a su estilo, el mismo que le ha traído hasta aquí. Seis días, comienza la cuenta atrás para todo Butarque, que ayer despidió su equipo sin saber si la próxima temporada cambiarán las bermudas por el esmoquin. Tampoco sé si podré contarles el ascenso, pero lo que sí sé es que lo he soñado muchas veces. A 90 minutos de Segunda.
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