Foto: Santi Pérez
La tarde comenzó torcida. Alfaro volvía a dar la espalda al buen gusto dejando a Robert en el banquillo, impidiendo esa dupla con Dioni que tanto reclama el aficionado pepinero. Para colmo, permítanme el chascarrillo, el Lega saltaba al mítico Matapiñonera con la segunda camiseta, pero con los pantalones y medias de la primera. Un pitote cromático que hacía daño a la vista en un campo con sabor al auténtico fútbol madrileño, un antiejemplo de proyección urbanística con ese bloque de seis plantas a escasos cinco metros de una de las porterías. Pura Segunda B.
La misma 'Segunda B' que desarrollaron sobre el césped Leganés y San Sebastián. Un partido aburrido, un combate a los puntos que se acaba declarando nulo por incapacidad de los contendientes. La cosa pinta fea, el Lega no juega un pimiento y la clasificación ya aprieta. A un punto del descenso, este domingo pudo pasar de todo y a la vez no pasó nada. Óscar Vega la tuvo a los cinco minutos y también Carlos Martínez, en una falta. Incluso Dioni pudo haber enderezado los renglones de esta crónica en el último suspiro. Tampoco le entró a Javi Vicente, ni a David Sanz, que no acertó con un cabezazo cuando estaba solo en el segundo palo.
"Este año si os salváis va a ser de rebote", decía el compañero del diario Marca poco antes de acabar el partido. Ni unos ni otros quisieron jugar al fútbol, obviando el centro del campo, evitando la fase más importante del proceso productivo, resultado del innegociable estilo del camino directo. Nico Cháfer se atrevió a pisar el balón, a conducirlo más de dos segundos seguidos. Precisamente éso fue lo que echó en falta el Lega: ideas y carácter para ponerlas en práctica. No salió del lodazal y firmó su segundo empate consecutivo sin goles. Hace tiempo que no tenemos noticias del Lega. El 'presi' no salía contento de Matapiñonera.
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