Se acabó el guión establecido. Se puso fin a las 38 jornadas de Liga y a la premeditada prudencia que tan buen resultado le ha dado al Leganés. Ahora no valen condescendencias, ni lágrimas en el hombro. Ahora, cada victoria cuenta para intentar, al menos, estirar al máximo posible el sueño de subir a Segunda. Los de Pablo Alfaro, que ganaron ayer al Avilés (0-2) para cerrar la campaña regular, jugarán su futuro en Lleida, ante el cuarto clasificado del Grupo II, un equipo venido a más y con viejos conocidos para Butarque como Mario Fuentes o Biel Medina, su pareja de centrales.
El Camp d'esports, estadio de 13.500 espectadores, será el escenario del partido de ida (26 de mayo), aquel donde Benito Floro cuestionó la virilidad de los jugadores del Real Madrid hace ya un par de décadas. Sin embargo, el conjunto de Toni Seligrats no supera los 5.000 aficionados (de media) cuando juega como local, contando que la cifra de socios que totaliza es de 1.100. Números que no asustan ni intimidan al humilde, pero 'todopoderoso' Leganés, que también puede sacar pecho en este sentido.
El cuadro ilerdense, que consiguió el billete en la última jornada, es el equipo --junto al Alavés-- que menos partidos ha perdido esta campaña en su grupo (6), aunque como visitante ha ofrecido más dudas. Mata, ex del filial rayista, es el máximo artillero de un Lleida que encuentra en este 'play-off' el mayor reto desde su refundación hace apenas dos años. Para el Leganés será el tercero en cinco años, pero ninguno como éste. Hay veces que pienso que alguien debería darnos ese empujoncito hacia la gloria. De momento, primera estación: Lleida. "Tengan cuidado para no introducir el pie entre una y otra eliminatoria..."
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