Voltereta sobre el césped y bíceps al aire. Les presento, por si no le conocen, a Fernando 'Popeye' Velasco. Espinacas a un lado, el cordobés se convirtió ayer en el gran protagonista del triunfo del Leganés frente al Amorebieta (4-0). Un partido tibio, menos brillante que en otras ocasiones, pero tremendamente práctico para hacer olvidar las derrotas en Lezama e Irún. El cuentakilómetros se ha puesto a cero y Butarque, ya lo saben ustedes, huele diferente. Ganando el jornal en casa será difícil que se escape la fiesta de fin de curso. Son matemáticas, las mismas que le fallaban a Álvaro García.
El alicantino se estrenó en Liga con el cuarto gol, mandó al carajo a las meigas y, de paso, trasladó la mente del seguidor pepinero a Fuenlabrada. Allí tendrán los chicos de Garitano su primer 'match ball' de la temporada, la oportunidad de reivindicar un estilo que no acostumbra la Segunda B y --¿por qué no?-- pegar un manotazo que termine por confirmarle entre los mejores. Lo hará a buen seguro si mantiene las constantes por las que respira su fútbol: la presión a la salida del contrario, el juego de bandas y la posesión en el centro del campo. Qué lástima que no haya una de esas maquinitas que miden el tiempo de posesión. Sólo por la curiosidad.
El Amorebieta dio por saco, sobre todo al comienzo de la segunda parte. Cuando Mantovani, de cabeza, y Carlos Álvarez, con una volea, ya habían desaprovechado la ocasión de estampar el 2-0. El asturiano, entrevistado esta semana en Sentimiento Pepinero, realizó un trabajo brutal, aunque siga reñido con el gol. No importa si los mete otro. Este domingo fue Velasco, con pose torera incluida en su celebración, tan dulce como Dani Gómez y Carlos de la Vega, disfrazados de Juanfran y Filipe Luis desde hace un tiempo. Nos sobran los motivos, que diría Sabina. Soñemos entonces, qué cojones.
FOTO: CD Leganés
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