Lo mejor de ayer no fue el punto, ni mucho menos. Ni las cabalgadas de Diego Aguirre, ni el dominio del equipo --que fue casi total--, ni el gol del comandante Mantovani. Lo mejor de ayer, sin ninguna duda, fue la autocrítica que hizo Asier Garitano en la rueda de prensa. Todo el mundo podría pensar que puntuar, fuera de Butarque, siempre es un triunfo para este Lega recién ascendido, pero no lo vio así el míster de Vergara. "Nos vamos tristes porque no ha sido un buen día para nosotros. Nos ha faltado algo más en esos últimos 20 metros. Si haces una foto al vestuario te darías cuenta que no nos vale este punto por las sensaciones que hemos tenido en el campo".
Sólo condonó al Numancia en los primeros 10 minutos, aturdido por el tempranero gol de Gerrit y por el desorden en el centro del campo. Una vez asentadas las bases de su fútbol, el Lega creció en torno a Javi Eraso y Diamanka; y afiló su velocidad con la incursión de Aguirre por el lesionado Sergio Prendes. Dioni no pudo estrenarse y Carlos Álvarez, de vuelta tres jornadas después, tampoco encontró el camino que diese al Leganés su primera victoria fuera de casa. Al final, el punto fue que ni tan mal, sobre todo porque la clasificación sigue respetando la idea e inexperiencia pepinera con el undécimo puesto.
Buen premio, con tal de estar lejos del descenso, pero algo escaso por lo visto en estas diez primeras jornadas (casi un 25% del total de la temporada). Con esta media, no habría problemas para la salvación, aunque la plantilla no mirará tan adelante, fiel a objetivarse cada siete días. Lo mejor de todo es que desprende inconformismo por los cuatro costados. Lo mejor de ayer no fue el punto, no se olviden, lo mejor de ayer fue el hambre con el que se quedó el equipo. Y conociendo a este Lega, terminará por saciarlo. ¡Ah, por cierto! Los otros tres equipos que ascendieron este año, junto al Leganés, ocupan puestos de descenso.
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