lunes, 23 de marzo de 2015

Un sábado para la historia



Cuando el calendario invitaba a una nueva derrota, la cuarta consecutiva; cuando el rival era el más fiero posible: el líder de la categoría; cuando Pepe Mel aún no había perdido en su vuelta al banquillo bético, 15 semanas sin hincar la rodilla: cuando Chuli no podía jugar por la cláusula; cuando el Lega salía sin delanteros a todo un Villamarín, cuando las palabras de prudencia más valor tenían, se metió todo en la batidora y surgió un sábado para la historia. El mejor partido que recuerdo al Leganés en mucho tiempo, un espectáculo con mayúsculas, un orgasmo para los pepineros, que no daban crédito a lo que estaban viviendo.

Un triunfo por 1-3 que bien pudo ser más amplio. Lo reconoció el técnico verdiblanco, pero también lo hizo cualquiera que se puso delante de la tele. Porque esa es otra. Bendita fortuna la del Lega que el partido fuese televisado. La victoria sirvió, por si había algún despistado, para terminar de poner al Lega en el mapa. "En laSexta, al Betis y en su campo". No se me ocurren mejores ingredientes que derrocar al Real Madrid de la categoría. Desde Túnez, desde Londres, desde algún lugar de Francia y hasta desde Bielorrusia me escribieron para reconocer la gesta. No existen más factores que añadan épica y meritocracia al partidazo que hicieron los pupilos de Asier Garitano.

Bueno, sí, alguno sí. No puedo mencionar de soslayo la expulsión de Diamanka, que dejó al Lega con 10 a falta de cinco minutos para el descanso. Más leña al fuego para los hombres de negro --jugaron con la segunda equipación-- porque consiguieron marcar más goles con 10 que con 11. Al tanto inicial de Eraso se sumó el de Marc Bertrán, un puñal para los locales. Y cuando todo insinuaba una remontada en la segunda parte, Postigo hizo estallar a ese trocito de corazón de Leganés que botaba y botaba en lo alto del graderío sur. Más de 300 pepineros disfrutaron de un sábado para la historia, 

El capitán del Lega, y también de los tres ejércitos, se abrazó a Mantovani. Los dos se miraron cómplices en su carrera hasta la banda, sabedores de que la hazaña estaba muy cerca y que todo el mundo hablaría del Leganés al día siguiente. Ni jornada de reflexión ni leches, la atención en Sevilla se la habían ganado a pulso un grupo de chavales y su entrenador a la cabeza. Jorge Molina le puso intriga y el larguerazo de Rubén Castro no fue ninguna broma. Pero cuando todo apuntaba a una goleada local, cuando el sábado se iba a quedar en disfrutar del estadio, cuando el rival llegaba con el listón por la nubes, el fútbol se encargó de demostrar lo contrario. Viva este Lega. Copón.

2 comentarios:

Octavio dijo...

Lo de Diamanka es para hacérselo mirar. Tiene que aprender a contenerse, porque puso en serio peligro todo el trabajo de sus compañeros.
No es el primer partido en el que hace entradas totalmente a destiempo o pierde balones en zonas delicadas por no soltar la pelota a tiempo.
Me parece un jugador muy individualista y con muy poca cabeza...en mi equipo jugaría muy poco.

David Aguilera dijo...

Ese, seguramente, sea el principal motivo que le impide ser un fijo en las alineaciones. Es un gran jugador, pero aún debe corregir esas pequeñas cosas, sobre todo es cuestiones defensivas.

Gracias Octavio por pasarte por aquí!